Sin embargo, no demostraron ser duraderas, ya que, a diferencia de sus homólogos de los barcos, debían ser descargadas en cada parada nocturna. En algún momento, un emprendedor abordó este problema haciendo un estuche de cuero que tenía sus lados rígidos y cerraduras adicionales. Esto resultó ser más liviano y mucho más duradero que las cajas de madera, al ser flexible. Estos estuches con tapa perduraron hasta la aparición de las aerolíneas donde se necesitaron equipajes más ligeros. Esto, junto con la revolución industrial, dio lugar a una explosión de artículos de cuero para cubrir todas las nuevas necesidades. Bolsas y carpetas de negocios, estuches de escritura, carteras de cuero, bolsos de piel, etc.