La evolución tecnológica ha permitido recuperar prácticas ancestrales como el curtido vegetal, que utiliza extractos naturales en lugar de químicos pesados. Este proceso no solo es menos tóxico, sino que también da como resultado un acabado más natural y único en la piel, con variaciones en colores y texturas.
Al elegir productos de piel que han sido curtidos de forma vegetal, los consumidores están apoyando métodos de producción más limpios, lo que ayuda a reducir la contaminación y el uso excesivo de recursos tóxicos en la industria de la moda.